domingo, 18 de septiembre de 2016

Gorse

Gorse
Desesperanza, desesperación, renunciación.

Desesperanza muy grande, han renunciado a creer que se puede hacer algo más por ellos. Bajo persuasión o para complacer a otros pueden probar distintos tratamientos y, al mismo tiempo, aseguran a los que les rodean que hay muy poca esperanza de alivio.
- Los Doce Curadores y Otros Remedios
Dr. Edward Bach

Gorse necesita atreverse a creer de nuevo. Es para todas aquellas personas que piensan que ya no se puede hacer más por ellas, se encuentra en la familia de “incertidumbre” porque en realidad es una falta de fe lo que les aflige. No creen que pueda haber una cosa que las saque del estado en el que se encuentran o que pueda hacer que las cosas mejoren, prefieren rendirse y esperar a que termine todo naturalmente, se niegan a ser animados porque en realidad no pueden ver otra perspectiva que los saque de su estado.

Muchas veces en la vida nos damos por vencidos después de hacer muchos intentos, nos convencemos de que no hay nada que podamos hacer para salir del estado en el que nos encontramos y para algunos es tan habitual que ni siquiera quieren salir del hoyo. Gorse es tristeza, es desánimo, desaliento, renunciación y sin embargo no está dentro de la familia “desánimo y desesperación” sino en “incertidumbre”. La corrección de una persona en estado gorse es poder tener fe y certeza en que las cosas podrán mejorar si intenta de nuevo, si sigue teniendo el ánimo de poder seguir adelante con sus planes, tal vez haciendo cambios en su forma de pensar o de proceder.

El Dr. Bach decía que las personas en este estado “necesitan que el sol brille en sus vidas” y esto es realmente lo que gorse hace, disipa los nubarrones que nos impiden tratar de nuevo y tener esperanza en que las cosas al final saldrán bien, tal vez no como deseamos o como quisiéramos que fueran pero siempre teniendo en cuenta que la vida nos da lo que necesitamos, muchas veces sin que nosotros sepamos exactamente qué es eso. Creer y tener certeza son dos cosas que si bien se dicen fácil no son lo más sencillo de hacer, requiere tener confianza en un cuadro mucho más amplio que nuestras conciencias y tener un cierto grado de optimismo y valor para enfrentar la vida.

A pesar de que todo puede salir mal (es una posibilidad real y muchas veces sucede así) tenemos que intentar hacer lo más que podamos, no sin dejar de tomar en cuenta las limitaciones o las probabilidades en contra; tener una perspectiva realista de las cosas es tomar en cuenta que la situación bien puede mejorar y que es cierto cuando los budistas dicen que todo cambia y todo pasa; el dolor y el infortunio también terminan y la vida sigue su curso aunque nos hayamos rendido. Gorse nos enseña que es mejor saber que hay posibilidades abiertas si estamos dispuestos a creer en la vida de nuevo, a creer en nosotros mismos cualquiera que sea nuestro sufrimiento.

Y si bien tenemos (y es necesario) el derecho a llorar, a querer rendirse y a no desear más la vida, hay una parte de nosotros que puede atreverse a lanzarse de nuevo y creer que tal vez ahora sí podamos llegar a la cima de la montaña; o aún mejor: llegar a esa montaña mucho más alta que no habíamos considerado si no hubiéramos caído al abismo.



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