viernes, 25 de febrero de 2022

Columbine

 

Columbine es un remedio floral extraordinario en muchos sentidos. Quizá su característica principal y tema central queda resumido en la frase "sé tú mismo", algo que seguramente todas las personas hemos escuchado en algún punto de nuestra vida, pero que nadie nos dice cómo hacer.

Tal vez lo que nos impide ser más auténticos es la vergüenza, para otras personas es la desvalorización, puede ser que muchas se sientan mal porque tienen algo, o son de alguna manera que las diferencia, sienten que no encajan y eso las deja en un estado anímico de auto alienación sintiéndose inseguras y solas.

Muchos terapeutas, psicólogos, motivadores y maestros espirituales enseñan que la autenticidad es algo que nos garantiza paz, nos da fuerza y nos aporta un sentido de bienestar porque nos permite ser más congruentes con nosotros mismos y, por añadidura, tener resultados más satisfactorios, aún si eso no encaja con los estándares sociales de éxito. 

La lección más importante es que aprendamos a identificar nuestras necesidades y lo que realmente deseamos, para así tener cada vez más conciencia sobre quienes somos en este momento de nuestra vida, y así ir creando ese espacio en nuestro día a día para ello. Pero si tenemos un bloqueo o demasiados "peros" cuando nos evaluamos por quienes somos, difícilmente estaremos en un estado emocional y mental para ir por aquello que realmente queremos. 

Aquí es cuando Columbine nos ayuda, este remedio floral nos permite ir tomando conciencia y aceptando nuestra individualidad para que se convierta en un activo y no en una fuente de pesar. De esta manera podemos actuar en consecuencia, valorándonos y abriendo puertas a lugares nuevos a los que quizá no nos hayamos atrevido a ir antes. Nuevas inspiraciones, opciones, ideas, procesos creativos que se despiertan para dar paso a una faceta de nosotros de la que quizá antes no nos habíamos dado cuenta.

Columbine nos permite explorarnos y aceptarnos, nos motiva a darnos la oportunidad de brillar en el mundo por quienes somos, sin vergüenza ni culpa. Eso es algo que a muchas personas nos cuesta trabajo hacer, pero es un proceso que definitivamente vale la pena. Dicen por ahí que el único pecado real es el tratar de ser otra persona que no eres, y privar al mundo de tu singularidad. Quizá sea tiempo ya de que te vean, uno nunca sabe quién pueda estar necesitando de algo que solamente tú puedes dar, porque cuando brillas y destacas por compartir, no hay nada por lo cual sentirse mal.