martes, 5 de enero de 2021

Self heal

 


Comenzamos un ciclo nuevo, algunos de nosotros muy felices pero también cargando una ligera resaca de todo lo que sucedió (o no sucedió) en el 2020.

Esto es normal, no todos tuvimos la oportunidad de poder asimilar con facilidad los sucesos del año pasado, tenemos la esperanza de que cambiar los números en el calendario de alguna manera hará mágicamente desaparecer, al menos, la mitad de nuestras preocupaciones.

Y también es necesario recordar que estamos pasando por un momento clave en nuestro planeta, viviendo y resistiendo una pandemia que amenaza con no irse, miedos, inseguridades y una preocupación creciente por nuestra salud y bienestar.

Entre todos estos procesos simultáneos que estamos viviendo como humanidad, hay varias reflexiones nos dejó el ciclo pasado; aunque aprendimos a salir con cubrebocas a todos lados, lavarnos las manos una infinidad de veces al día y desinfectar todo lo que entra a nuestra casa, nos queda una duda o inquietud sobre qué más podemos hacer además de esperar, con una ilusión casi ciega, una vacuna que nos salve a todos.

Mucho del trabajo que será útil este año tiene que ver con aprender a tomar responsabilidad de nuestra propia salud, y no delegarla totalmente a los doctores, sanadores, vacunas, píldoras y todos los medios o muletas que utilizamos para recuperar nuestro bienestar.

Hacerse cargo es vital en este nuevo ciclo, y aunque pudiera parecer intrascendente, todos estos pequeños detalles se pueden reducir a un punto que va más allá de solamente acatar medidas sanitarias y tomarse a tiempo las pastillas: Significa identificar todo aquello que me enferma, saber qué es lo que no es bueno para salud, y también aprender a cuidar de mí y promover todo aquello que me permite sentirme saludable y estable. 

La naturaleza, como buena creadora y madre de múltiples símbolos, nos regala un remedio floral hermoso del que nos gustaría comentar algunos puntos. Se trata de la Consuelda menor, comúnmente conocida en los países de habla inglesa como "Self-heal"  o "Heal-all" (Autocuración, curalotodo) y como su nombre nos indica, cuando está preparada como remedio floral, ayuda a que tomemos responsabilidad por nuestra salud promoviendo la toma de consciencia de lo que es bueno para nosotros. Identificando, decantando, discriminando lo que nos beneficia y lo que nos perjudica. 

También nos ayuda a recordar que la salud y sus procesos son un continuo de quehaceres cotidianos, y generalmente a largo plazo, que nos permiten tener un equilibrio y bienestar, que no solo esté circunscrito a lo netamente físico, sino que se extienda a todas las áreas de nuestra vida, desde lo familiar hasta lo laboral, pasando por nuestras relaciones, nuestra alimentación y hábitos. De esta manera, el remedio floral nos permite catalizar la salud en su sentido más amplio.

El elixir floral tiene la particularidad de ayudarnos a conectar con nuestro médico interno, un término que más que hacer alusión a una fuerza extraña y mágica, nos permite entender que con un poco de observación, atención y toma de consciencia, podemos recibir los mensajes que nuestro cuerpo nos envía para recuperar y mantener nuestra salud. Estos mensajes pueden venir de diferentes emisarios, seguramente no siempre será el momento del insight en el que todo tiene sentido o una luz celestial iluminando tu cabeza y diciéndote que hacer. 

Generalmente estos mensajeros son cosas muy sencillas, como el dolor de espalda que nos alerta sobre nuestra mala posición, las emociones que tenemos después de estar con ciertas personas, el agotamiento nervioso que viene después de pasar mucho tiempo en la computadora. Frecuentemente los ignoramos o los calificamos como "normales" porque son parte de nuestra cotidianidad, sin embargo algo curioso sucede cuando tomamos este remedio floral: empezamos a notar estos patrones y a equilibrarlos, a balancearlos y si es necesario a sustituirlos con algo que sea más benéfico o menos invasivo.

Y así, con estos cambios cotidianos, nos podemos comenzar a hacer cargo de nosotros, los remedios florales no son magia ni funcionan de manera misteriosa, lo que hacen es catalizar la toma de consciencia del tema que trabajan. Desde ese lugar nos dan el poder para hacer lo cambios que necesitamos y nos permiten recuperar ese equilibrio de nuestra potencialidad para llegar a nuestros estados deseados. De esta manera, la Consuelda abre las puertas a nuestro propio poder sanador, desde la decisión propia y el autocuidado, dándonos la oportunidad de contactar con esa parte de nosotros que sabe preservarse y cuidarse.