"Para aquellos que necesitan recuperar el orden natural de los ciclos y funciones, sean del cuerpo, en sus hábitos o en la mente. Pueden tener tendencia a perder el equilibrio en todos los ámbitos de su vida, a excederse, o a involucrarse en situaciones y prácticas que les son dañinas, creando mayor deterioro y caos en ellos mismos y a su alrededor".
Artius
Este remedio floral tiene una basta aplicación terapéutica, aunque en muchos lugares le atribuyan propiedades diversas y casi milagrosas, es necesario especificar que el remedio tiene un tema central: el orden.
Para entender mejor esta esencia floral podemos observar el comportamiento de la flor en su día a día. Por la mañana, y con los primeros rayos del sol, comienza a abrirse y recupera su esplendor, por la tarde se cierra de nuevo y no vuelve a abrir sus pétalos hasta el día siguiente.
Este gesto nos dice mucho sobre su utilización, nos invita a recuperar nuestros ciclos y el orden de nuestra vida. Hay circunstancias que no nos permiten regirnos por las reglas de la naturaleza, dormimos hasta tarde, comemos de mas, nos involucramos en situaciones o relaciones conflictivas y autodestructivas, estamos hiperestimulados por la luz azul de los ordenadores y poco a poco nuestro cuerpo y ánimo pagan un alto precio por tales desequilibrios y descuidos.
Manto nos permite identificar y paulatinamente recuperar el ciclo natural de nuestro cuerpo y nuestra mente cuando las circunstancias de nuestras vidas, los malos hábitos, enfermedades o alguna situación extraordinaria o de nuestra cotidianidad nos haya hecho perderlo. Muchas veces este deterioro es crónico y data de años atrás, dejándonos con síntomas diversos como bruxismo, nerviosismo, insomnio o alguna función corporal anormal. Sea reciente o crónico, este remedio floral nos puede auxiliar para que nuevamente podamos recuperar el equilibrio y ecuanimidad.
Evidentemente es un excelente auxiliar de otros remedios florales y terapéuticas cuando es menester tratar diversos estados emocionales y además necesitamos reorganizar las cuestiones que el remedio toca. Cuando nos encontramos con un patrón regular y ordenado en nuestra vida, es mucho más fácil transformarnos y observarnos para ir tras nuestros objetivos; si no lo tenemos, lo caótico nos consume hasta dejarnos sin pistas, tratando de arreglar efectos de todo el desequilibrio que hemos causado sin llegar realmente a los temas centrales que nos llevaron ahí, y nunca encontrando el eje principal de nuestro trabajo terapéutico.
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