Para aquellos que sienten la necesidad de ver más bondad y belleza en todo lo que les rodea.
Y, aunque mucho parezca estar mal, de tener la capacidad de ver crecer el bien en el interior. Con el fin de poder ser más tolerantes, indulgentes y comprensivos con las distintas maneras en que cada persona y todas las cosas están trabajando hacia su propia perfección final.
Dr. Edward Bach
– Los Doce Curadores y Otros Remedios
El juicio y la crítica son dos aspectos que nos hacen pensar en Beech, sobre todo cuando estamos frente a una persona que constantemente remarca todo lo que está mal con su entorno, la gente, o casi cualquier cosa que no le parezca adecuada.
La reacción de Beech ante aquello que no le resulta correcto generalmente es de irritabilidad o desprecio, fallan en tener compasión y empatía con aquellos que no son como piensan que es correcto. Cuando buscamos la perfección en las personas y en las cosas, seguramente fracasaremos tarde o temprano, ya que no la podremos encontrar desde nuestra visión limitada de las cosas o fijándonos en detalles o rasgos que no podemos enmarcar dentro de la visión más amplia de las cosas.
Generalmente las cosas que enjuiciamos son justamente como deben ser en ese momento, solamente nos hace falta la óptica y la capacidad de entenderlas. Como menciona el Dr. Bach: la indulgencia y la comprensión nos permiten abrirnos a diferentes puntos de vista, y a otras percepciones de la realidad que, a la larga, nos darán la oportunidad de conocer más y engrandecer nuestro propio mundo, haciéndonos apreciar las cosas en su justa dimensión y con la perfección intrínseca que merecen por el simple hecho de estar ahí para permitirnos aprender de ellas, no podemos pasar la vida criticando y juzgando sin compasión, hacer esto solo denota una mirada muy limitada de las cosas, y evidencia nuestra propia falta de perfección pues también hay que recordar que no vemos el mundo como es, sino como somos.
Beech nos regala la oportunidad de trabajar sobre la compasión, la indulgencia, la tolerancia y la calma frente a las personas y situaciones que no son como creemos que deben de ser, nos ayuda a suavizar el juicio severo, de esta manera entendemos y vemos el mundo tal y como como se presenta ante nosotros, y de así podemos aprender y al mismo tiempo enriquecer nuestras percepciones y conocimientos, de los otros y de nosotros mismos también.
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