Personas a las que les gusta imponer su voluntad , que se muestran fuertes e imperturbables, que quieren tener la última palabra y no les gusta verse ni sentirse débiles o vulnerables.
En ocasiones tiene problemas con su actitud o se encuentran en situaciones de conflicto debido a su necesidad de estar por encima de los otros".
En ocasiones tiene problemas con su actitud o se encuentran en situaciones de conflicto debido a su necesidad de estar por encima de los otros".
Artius
Muchas personas tienen una idea de fuerza, o de lo que se supone debe mostrarla. Generalmente tiene que ver con imposición, con dominio o con el simple hecho de tener la razón cada vez que se discute un tema.
Alguna vez dijo San Francisco de Sales que no hay nada más suave
que la fuerza ni algo más fuerte que la suavidad. Quizá pensaba también en la
palabra “prepotencia” la cual mirándola con algo de curiosidad nos dice mucho
sobre su significado; antes de la potencia, de la fuerza genuina, estará la
prepotencia, que es poner el “poder” y mostrarlo antes que cualquier cosa. A muy pocas personas les parece positiva esta característica y valdría
la pena preguntarse qué clase de fuerza o de poder tendría que mostrarse en un
lugar tan prioritario que la de cualquier otra característica en una persona.
La esencia de plátano trabaja exactamente esto, sus atributos principales es la
de traer humildad que tiene su origen en la calma interna, en la no
reactividad.
¿A qué se refiere la
no reactividad y la humildad cimentada en la calma? Es algo que podemos ver
muchas veces en nuestra vida, todos nos hemos encontrado con alguna persona que
siempre quiere imponer su punto de vista, que rara vez admite haberse
equivocado o que pierde la objetividad en una discusión; incluso pueden ejercer
dominio sobre sí mismos u otros y dejar de sentir dulzura en su vida con el
afán de parecer hechos de roca o imperturbables.
Sin embargo la represión de
los sentimientos y emociones rara vez llevan a resultados que tengan que ver
con calma verdadera, el dominio de otros tampoco tiene que ver con la fuerza de
carácter sino con un ejercicio del poder más tendiente hacia la tiranía y no
hacia una aceptación de las diferentes formas de ser o pensar de las personas.
Si alguien es realmente fuerte ¿Para qué querría dominar,
imponer, alardear o mostrarse aparentemente invencible?
Cuando hablamos de humildad cimentada en la calma nos
referimos a esa fortaleza que viene de sentirnos seguros de nuestro poder
personal, ser capaces de mantenernos sensibles ante la vida y las
circunstancias sin miedo a perder potencia, pues sabemos que la tenemos y no
hay necesidad de hacer alarde de ella solamente para evitar ser dominados o
lastimados.
Mucho de la esencia floral de plátano tiene que ver con
este perfil de personas, esos seres aparentemente fuertes, sin emociones, distantes,
que no muestran ninguna forma de sensibilidad ni dulzura, que se imponen por la
fuerza para mostrar su poder.
Los plátanos en realidad son así, ásperos y duros
en la cáscara pero encierran un fruto blando, suave y dulce. El miedo a la
pérdida de esta cáscara es lo que hace que la persona deje de ver lo bueno que
es poder entregarse con la flexibilidad suficiente para poder recibir amor,
ternura y expresar su ser. Es por eso que muchos autores la recomiendan para
las personas que tienen desequilibrio con lo creen que es la masculinidad e
incluso para los machistas, pues ayuda a tomar conciencia de lo que es el poder
en realidad.
Y esto es en verdad una fuerza sorprendente, porque el
despojarse de las armaduras es estar seguro de que no las necesitamos todo el
tiempo, de que podemos ser humanos en vez de rocas, como cuando los niños no
tienen miedo de llorar y expresar necesidad. La inocencia de no sentir
vergüenza por dejar ver las partes vulnerables de nosotros está cimentada en la
humildad y en la calma interna, en la certeza de nuestro potencial y la
sabiduría para evitar reacciones innecesarias.
Cuando existe esta certeza no
hay necesidad de mostrar un yo todopoderoso, de anteponer la fuerza antes que
nuestro ser; tampoco hay necesidad de
vociferar o exagerar nuestros logros o habilidades, lo que existe es paz y
seguridad. No existe tampoco ese miedo a ser devorado por el otro.
De ahí y que a modo de alegoría, la carta del tarot que
representa la fuerza no muestra a un hombre fortachón ni lleno de músculos,
tampoco muestra un tanque de guerra ni a una persona aplastando a otra. Lo que
muestra es a una doncella abriendo las fauces de un león y su significado
aunque parece misterioso en realidad es muy claro.
La verdadera fuerza
tiene estos dos componentes y son inseparables, la delicadeza de la mujer
contrasta con la ferocidad del león; y es que para ejercer poder sobre esa
fuerza descomunal debe haber calma, seguridad en la capacidad de ejercerla y
también la ligereza de los dedos para dominarla y no dejar que se escape.
De
otra manera la fuerza del león sin la delicadeza, calma y templanza de la
doncella, se convierten en un animal salvaje que seguramente terminará
encerrado en un zoológico o en la pared de algún coleccionista, disecada y
muerta. Nunca hay que tener miedo de mostrar la espada, sin embargo traerla
desenvainada por todos lados es señal de un temor terrible; es como aquel dicho
que contaba que se puede medir el miedo de una persona al ver el tamaño de la
pistola que trae. También por eso que dicen por ahí que la fuerza y el valor
sin calma y estrategia son mera estupidez.