miércoles, 13 de julio de 2022

Baby blue eyes

 

Para muchas personas, el padre es ese gran ausente y desconocido. Esa figura que estuvo pero nunca se sintió. O peor,  que si se sintió fue para causar terror y enseñar que a la autoridad hay que temerle, pues la consecuencia de desobedecer puede doler y tener consecuencias nefastas. 

Cada vez es más común escuchar historias en donde el padre es esa figura que te enseña y te arropa, que te guía y te permite entender las reglas del juego para que tú puedas diseñar las tuyas propias con base en tus convicciones y experiencias con el mundo, la autoridad y sus delimitaciones.

Cabe señalar que, aunque sean cada vez más frecuentes, no han sido las más comunes, y que con "padre" nos estamos refiriendo a una figura y símbolo, y no al ser humano que pone el espermatozoide para fecundar el ovulo.  Las mujeres también pueden ser excelentes formadoras cuando ejercen estas funciones, el sexo biológico no determina la función que se cumple y cómo se expresa. El problema es que esta función de restricción, autoridad, poder, estructura y de acción  ha sido utilizada de manera no tan virtuosa desde hace tiempo, muchas personas no hemos sabido manejarla, y termina siendo pervertida en abuso, violencia, dominio, sobrecompensación y miedo, sin importar el sexo de quien la ejerce.

Este remedio floral nos ayuda a sanar la vivencia temprana de esa energía que resuminos en el símbolo del padre. Cuando esta experiencia es de herida, lo que percibimos del mundo y de quienes representan esa figura no es fácil de digerir. Enfrentarse a la vida y a la realidad externa da miedo, desconfianza, despierta suspicacias y no la experimentamos como un medio seguro del cual conocemos las reglas y en el cual podemos movernos con confianza e inocencia, nos sentimos vulnerables ante un mundo amenzador y tenemos que protegernos de él. 

Muchas de las actitudes de este remedio floral en desequilibrio tienen que ver con el desarrollo de una protección que permita a la persona defenderse y sobrevivir; desde la manera en que habla, quizá con sarcasmo, hasta actitudes compensatorias que dan la impresión de dureza o aspereza, que no son más que impermeables que sirven para sortear la lluvia de emociones que no se permiten sentir, con la finalidad de demostrar fuerza, una fuerza artificial que termina en rigidez petrificadora y, con el tiempo, se derrumba.

¿Cuál es el potencial sanador de este remedio floral? Recuperar la confianza en el mundo, la candidez y la inocencia. Ver objetivamente a la energía yang y entender que su uso es constructivo y permite el desarrollo de la vida. Volver a confiar en la autoridad y no rebelarse ciega o automáticamente ante ella, entender que las reglas nos ayudan a crear estructura y fundamentos, y saber que podemos cambiarlas cuando la vida nos demande otros pilares sobre cuales sostenernos. Entender que fuerza, poder y autoridad no son sinónimos de abuso.

Nos permite también sanar la pérdida cuando las personas que representaron esta figura ya no están, o si nunca estuvieron y siempre tuvimos la necesidad de desarrollar esto por nuestra cuenta. Esta esencia floral nos da la oportunidad de cultivar en nuestro interior esta energía, y poder vivir con mayor tranquilidad, confiando en el mundo y en nuestra capacidad de movernos en él.