María E. Urbina, Homeópata
La terapia floral parte de la filosofía de tratar al enfermo y no la enfermedad, la causa y no el efecto. Cuando podemos alinear y equilibrar las emociones, sentimientos y actitudes que tomamos frente a la vida tenemos la oportunidad de escuchar el mensaje de nuestros síntomas; y hacer algo al respecto antes de que se cronifiquen y se traduzcan en enfermedades físicas.
Pero ¿Qué hacemos cuando ya tiene un buen rato que llevamos ignorando al cuerpo? Probablemente tengamos ya varios procesos de enfermedad que nos estén causando problemas. En estos casos es necesario tomar acciones que nos ayuden a recuperar la salud de una manera efectiva y sobre todo bajo el principio hipocrático principal: sin dañar.
Desgraciadamente en la actualidad este principio ha sido un tanto olvidado por muchos practicantes de la medicina y los laboratorios farmacéuticos. Muchos efectos secundarios y mejorías parciales, que además, cuestan mucho dinero y no solo callan al cuerpo que nos quiere enviar un mensaje, sino que en algunos casos trágicos terminan con la vida de los pacientes ¡Nada más alejado de la curación!
La homeopatía ofrece una opción muy adecuada para todos aquellos que buscamos una manera de sanar nuestras afecciones sin dañar nuestro cuerpo y de la manera más suave, gentil y natural. El propio Samuel Hahnnemann, fundador de la homeopatía y en quien el Dr. Bach se inspira, en su obra siempre señalo que la única y grande misión del médico es restablecer la salud del enfermo pero no por ello necesitábamos crear sistemas ininteligibles que solo los expertos pudieran entender y mucho menos crearle más daño al enfermo.
Estos aspectos coinciden con el Dr. Edward Bach, él también quería causar el menor sufrimiento posible a las personas que acudían por atención médica. Estas dos terapéuticas son perfectamente complementarias y se benefician una de la otra. Pueden ser utilizadas al mismo tiempo y sin mayores complicaciones para los usuarios. Con la homeopatía se pueden tratar afecciones físicas y también emocionales, las flores de Bach ofrecen el perfeccionamiento de la personalidad y el acercamiento a nuestra verdad para ser congruentes con nuestros propósitos en la vida.
Para la homeopatía es necesario solamente el estímulo más pequeño que sea suficiente para dar un empujón al cuerpo y activar su propia capacidad de curación. Para poder hacer eso, es necesario tomar en cuenta la individualidad del paciente, ya que tanto la homeopatía como la terapia floral tratan al ser humano en su completitud y no como un conjunto de síntomas aislados. Curiosamente para la homeopatía los síntomas mentales y emocionales son los más importantes, ya que éstos nos dan muestra del carácter y de la disposición de la persona frente a sus circunstancias. Se individualiza aún más la prescripción tomando en cuenta también las generalidades y particularidades de la persona como el gusto por ciertos alimentos, predilección por el calor, el frío o algún clima en particular, las cosas con las que mejora o empeora. Todos estos datos son guías que nos permiten encontrar el remedio más similar a la afección que queremos tratar y poder proveer el estímulo adecuado que desencadene una reacción curativa en nuestro paciente.
Es de vital importancia poder entender que tanto Bach como Hahnneman fueron grandes médicos e investigadores que entendieron que los enfoques meramente mecánicos de la enfermedad solamente suprimían síntomas y prolongaban el sufrimiento de la gente. Así bien, la terapia floral y la homeopatía buscan no solamente restablecer la salud sino acercar al ser humano al bienestar y a una calidad de vida que va más allá del estado de no enfermedad.
La salud está compuesta por varios aspectos, como menciona la Organización Mundial de la Salud. Abarca las esferas de lo físico, mental y lo social, no sólo se refiere a la ausencia de enfermedad. Cuando tratamos con homeopatía y terapia floral buscamos restablecer la salud y además potencializar todos los aspectos positivos de las personas para que se desarrollen y se acerquen cada vez más a la plenitud, y por lo mismo, a la salud verdadera.
En Artius buscamos que las personas disfruten su vida, y para lograrlo promovemos una aproximación que sea la más directa, efectiva y además la más suave para evitar sufrimientos innecesarios, o minimizar los que las enfermedades, por su naturaleza, acarrean con ellas. Como siempre hemos dicho: hay que abarcar a la persona en su totalidad, escuchando los mensajes de su cuerpo y de su mente para poder abordar estos mensajes y transformarlos en directrices que nos guíen hacia una mejor calidad de vida y un bienestar más óptimo y completo.