Gorse
Desesperanza, desesperación, renunciación.
Desesperanza
muy grande, han renunciado a creer que se puede hacer algo más por ellos. Bajo
persuasión o para complacer a otros pueden probar distintos tratamientos y, al
mismo tiempo, aseguran a los que les rodean que hay muy poca esperanza de
alivio.
- Los Doce Curadores y Otros Remedios
Dr. Edward Bach
Gorse necesita atreverse a creer de
nuevo. Es para todas aquellas personas que piensan que ya no se puede hacer más
por ellas, se encuentra en la familia de “incertidumbre” porque en realidad es
una falta de fe lo que les aflige. No creen que pueda haber una cosa que las
saque del estado en el que se encuentran o que pueda hacer que las cosas
mejoren, prefieren rendirse y esperar a que termine todo naturalmente, se
niegan a ser animados porque en realidad no pueden ver otra perspectiva que los
saque de su estado.
Muchas veces en la vida nos damos por
vencidos después de hacer muchos intentos, nos convencemos de que no hay nada
que podamos hacer para salir del estado en el que nos encontramos y para
algunos es tan habitual que ni siquiera quieren salir del hoyo. Gorse es
tristeza, es desánimo, desaliento, renunciación y sin embargo no está dentro de
la familia “desánimo y desesperación” sino en “incertidumbre”. La corrección de
una persona en estado gorse es poder tener fe y certeza en que las cosas podrán
mejorar si intenta de nuevo, si sigue teniendo el ánimo de poder seguir
adelante con sus planes, tal vez haciendo cambios en su forma de pensar o de
proceder.
El Dr. Bach decía que las personas en
este estado “necesitan que el sol brille en sus vidas” y esto es realmente lo
que gorse hace, disipa los nubarrones que nos impiden tratar de nuevo y tener
esperanza en que las cosas al final saldrán bien, tal vez no como deseamos o
como quisiéramos que fueran pero siempre teniendo en cuenta que la vida nos da
lo que necesitamos, muchas veces sin que nosotros sepamos exactamente qué es
eso. Creer y tener certeza son dos cosas que si bien se dicen fácil no son lo
más sencillo de hacer, requiere tener confianza en un cuadro mucho más amplio
que nuestras conciencias y tener un cierto grado de optimismo y valor para
enfrentar la vida.
A pesar de que todo puede salir mal (es
una posibilidad real y muchas veces sucede así) tenemos que intentar hacer lo
más que podamos, no sin dejar de tomar en cuenta las limitaciones o las
probabilidades en contra; tener una perspectiva realista de las cosas es tomar
en cuenta que la situación bien puede mejorar y que es cierto cuando los
budistas dicen que todo cambia y todo pasa; el dolor y el infortunio también
terminan y la vida sigue su curso aunque nos hayamos rendido. Gorse nos enseña
que es mejor saber que hay posibilidades abiertas si estamos dispuestos a creer
en la vida de nuevo, a creer en nosotros mismos cualquiera que sea nuestro
sufrimiento.
Y si bien tenemos (y es necesario) el
derecho a llorar, a querer rendirse y a no desear más la vida, hay una parte de
nosotros que puede atreverse a lanzarse de nuevo y creer que tal vez ahora sí
podamos llegar a la cima de la montaña; o aún mejor: llegar a esa montaña mucho
más alta que no habíamos considerado si no hubiéramos caído al abismo.